Un arranque con toques de innovación en el pregón, conjugados con tradición y protocolo en su justa medida, marcaron anoche el arranque de la Feria y Romería en honor al Santísimo Cristo de La Almoraima en Castellar de la Frontera. Un acto jalonado por la lectura discurso para anunciar la celebración de los días de júbilo que están por venir, a cargo de Antonio Berrocal, y la investidura en sus cargos tanto de la corte infantil como juvenil -encabezadas por Ana Raula y Paola Biedma, respectivamente- sin olvidar al pequeño alcalde, Daniel Rojas.

Como cada año, los castellarenses se agolparon en el interior del pabellón municipal 15 de Febrero para asistir a la primera de las citas del programa oficial siendo recibidos, como ya es costumbre en el municipio, con una copa de vino, jamón y queso.

Pasadas las nueve y veinte, el alcalde de Castellar, Juan Casanova, se dirigió a sus vecinos -en la que es su primera feria como regidor municipal- desde el escenario que este año representaba las almenas del castillo fortaleza y una bella fuente natural emergente entre adornos florales. En su intervención, Casanova animó a sus vecinos a disfrutar de los días de fiesta al margen de las preocupaciones cotidianas.

Fue el turno entonces de Antonio Berrocal, nacido en La Estación de San Roque, afincado en Algeciras y criado desde su segundo día de vida en la vega de La Almoraima, su "patria chica". Berrocal, por tanto, recurrió a sus recuerdos de niñez, en la década de los años 50 y 60, aportando un sinfín de anécdotas y detalles sobre personajes populares del pueblo, vivencias y un mensaje de superación de una zona rural donde hoy vivir es todo un placer para los amantes de la naturaleza. "Vuelvo a mi casa, vuelvo a mi hogar", reconoció nada más saludar. Berrocal, a quien la emoción embargó durante varios momentos del pregón siendo arropado por los aplausos de los vecinos, desgranó su intervención con el apoyo de la Coral Portus Albus de Algeciras, un hecho que también agradó mucho entre el público.
 

Recuerdos de las carreteras, el ganado, la escuela, las canciones y un sinfín de topónimos que los vecinos reconocían asintiendo a cada frase, a cada comentario, a cada imagen, a cada recuerdo. Don Frasquito el lechero, Anita la practicanta o doña Amalia la maestra fueron algunos de los nombres con los que Berrocal hizo refrescar la memoria colectiva en un ejercicio que, ni por asomo, resultó nostálgico, más bien de reencuentro con sus raíces. Las misas de domingo o los reclutas del destacamento de La Almoraima completaron su discurso donde la coral tuvo gran parte del protagonismo llegando incluso a interpretar una versión polifónica del pasodoble de Castellar para concluir.

Una vez cumplida con esta parte del protocolo y entregado un obsequio al Berrocal, el pregonero volvió a ganarse un sentido aplauso al regalar al municipio un cuadro -pintado por un familiar- que representaba La Almoraima que él conoció. Para ese momento, los nervios habían pasado del pregonero a las integrantes de las cortes; se acercaba su momento. Primero fue el turno de la corte infantil, formada por las niñas Julia Guzmán, Noelia Díaz, Gisela Galiano y Ángela Prieto. Todas recibieron las bandas que acreditan su pertenencia al cortejo de honor mientras que, entre el público, sus familiares se afanaban en tomar fotografías y vídeos del momento. Unos instantes cargados de simpatía y desparpajo por la intervención de los acompañantes infantiles. La concejal de Festejos, Paloma Jurado, fue posteriormente la encargada de colocar la corona a la reina infantil, Ana Raula, y que hasta ese instante había lucido su antecesora en el cargo, María Emberley.

 

Los alcaldes infantiles tampoco decepcionaron a la hora de demostrar que habían ensayado. José Morales cedió los poderes al pequeño Daniel Rojas, observado con simpatía por la primera autoridad municipal.

Al filo de las diez y cuarto, la corte juvenil tomó el relevo. Primero se realizó el traspaso de la tiara entre la reina juvenil saliente, Ana Brophy, a Paola Biedma. De nuevo Casanova fue el encargado de escenificar este cambio de responsabilidades. Ya como reina, su primer cometido fue imponer las bandas de honor a su corte, integrada por las chicas Argentina Vaca, Rocío Aguilar, Estefanía Ramet y Brenda Valenzuela. Y desde el atril del escenario, deseó una muy feliz feria a sus vecinos.

El alcalde de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix, también cumplió con su cometido en cuanto a representación al investir en su cargo a la romera mayor, la joven Miriam Escobar. Castellar de la Frontera designa cada año, de forma rotativa, su romera mayor de entre las reinas juveniles del año anterior.

Poco faltaba ya para embocar el final del acto, culminado con la interpretación del himno de Andalucía a cargo de la Banda de Música de Los Barrios. Fuera, las casetas preparaban ya la primera noche y las atracciones y tómbolas, su colorido trajín que no cesará hasta el domingo.
Fuente: Europa Sur.