A pesar de las tormentas de la noche pasada, el cielo se abrió de 11 a 12 del mediodía y salió el sol para que niños y niñas de Castellar pudieran llamar a los Reyes Magos que a estas horas atraviesan la costa marroquí para llegar a dejar sus regalos en las casas de los niños españoles. TODAS LAS IMÁGENES PINCHANDO AQUÍ. La tradición algecireña, heredada por el resto de los municipios de la comarca, cuenta cómo así, el gigante Botafuegos, que habita en las profundidades de las aguas del Estrecho y gasta un poco de mal carácter, no puede despitar con la niebla a Sus Majestades de Oriente, que gracias al ruido hecho por todos los pequeños de la comarca saben abordar nuestra costa a tiempo.

A las 12.00 horas del mediodía, después de que el jurado dictaminase su decisión entre los 25 participantes en el concurso de creaciones, la comitiva marchó por la Avenida de las Adelfas, esocoltada por la policía local, rumbo al pabellón, donde les esperaban los premios y las atracciones hinchables.

La Concejal de Infancia, Carmen María Baladé, agradeció la alta participación un año más, a pesar de que las previsiones eran las peores y muchos asistentes improvisaron sus latas a última hora de la mañana. Los premios este año eran obligados por el nivel de las fabricaciones caseras, famliares o amistosas. La carroza de la romería del Cristo de la Almoraima en pequeña, una réplica de la que todos los años saca la familia en mayo, ha hecho ganadoras a las niñas Lucía Domínguez y Nazaret Vázquez, cuyos abuelos trabajaron duro para que no se cayera una sola lata. Un tren con dos vagones que seguro podría engancharse en las nuevas líneas de alta velocidad que instala Adif en la vía Algeciras-Ronda fue premio también para Juan de Dios García, Estela Núñez y Natalia Luque, cuyos padres también han bebido mucho, pero sano, para dar forma al vehículo con cuatro metros de eslora. El avión de Julia Caballero, fabricado por su abuelo también se ha llevado premio. Y, por último y no menos importante, pues los cuatro fueron primeros premios, la casita de Triana Sierra, fabricada por su padre, también ha merecido un reconocimiento del jurado.

Más de 300 niños con sus familiares han cumplido su última tarea del año con sus Majestades. Ahora serán ellos, los que valorarán si se merecen sus deseos.